Me senté a esperar rodeada de lavandas,
baile con su aroma y
le sonreí al cielo mil veces,
Te vi pasar, pero no miraste al costado del camino, no me viste,
nunca lo hiciste.
Me perdí en el apocalíptico
presente de mis expectativas,
supuse cada una de
tus caricias y sonrisas…
quise plasmar tu risa en mis oídos
y que el dulce sonido jugueteara a lo largo de mis
recuerdos,
no me despido porque no te fuiste,
jamas estuviste.
Te pensaré todas las noches de otoño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario